La vida urbana en Colombia ha cambiado significativamente. Con una población de aproximadamente 27 millones de mascotas, los animales de compañía se han convertido en miembros de las familias.
En grandes ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, el 65% o más de los hogares, y hasta un 70% en la capital, conviven con al menos una mascota. Esta creciente integración plantea el desafío de establecer un marco claro para la convivencia en propiedad horizontal.
El propósito de este informe es aclarar las complejidades legales y sociales sobre la tenencia de mascotas. El objetivo es ofrecer una guía completa que promueva la responsabilidad y la armonía colectiva. Este documento es una herramienta para propietarios, residentes y administradores para transformar conflictos en oportunidades y garantizar el bienestar de todos.
La tenencia de animales en Colombia se basa en un marco legal sólido. Comprender esta estructura es fundamental para cualquiera que viva en un conjunto residencial.
La jurisprudencia ha protegido la tenencia de animales bajo el derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad y la intimidad. Esta protección constitucional hace que una prohibición absoluta de tener mascotas sea inconstitucional.
Esta ley establece que no se puede prohibir el tránsito y la permanencia de animales en las zonas comunes de la copropiedad. Esta disposición anula cualquier reglamento interno que imponga una prohibición total.
No obstante, el Código de Policía prohíbe una serie de comportamientos que alteran la convivencia, la seguridad y la salubridad.
Entre las conductas que pueden acarrear sanciones se encuentran:
La Ley 675 faculta a las copropiedades para crear sus propios reglamentos internos y manuales de convivencia.
Estos reglamentos no pueden contradecir las leyes nacionales, como la Ley 1801. Esto significa que cualquier intento de prohibir completamente la tenencia de mascotas es legalmente inviable. Sin embargo, sí pueden establecer reglas más estrictas, siempre que no se opongan a la ley superior.
Esta ley eleva el maltrato animal a la categoría de delito. Su importancia radica en que vincula el bienestar animal con la calidad de la convivencia.
La falta de cuidado puede manifestarse en comportamientos que alteran la tranquilidad de los vecinos, como ladridos excesivos. Un enfoque proactivo que reconoce la Ley 1774 permite abordar el bienestar del animal, lo que beneficia la armonía vecinal.
Tabla 1: Resumen de Normativa Clave para la Tenencia de Mascotas en Colombia
La convivencia armónica es una responsabilidad compartida, que recae en gran medida sobre los propietarios de mascotas.
El primer paso es familiarizarse con el manual de convivencia. Aunque no puede contradecir la ley, sí puede establecer reglas adicionales para el uso de áreas comunes.
El ruido, como los ladridos, es una de las principales fuentes de conflicto.
Para prevenirlo, se recomienda:
El cuidado de la mascota tiene un impacto directo en la comunidad.
Los animales de apoyo emocional o asistencia son una necesidad médica para personas con diagnósticos psicológicos o de dependencia emocional.
Impedir su acceso puede generar un daño a la salud mental o física de su dueño. Los pronunciamientos judiciales recientes han dejado claro que este asunto es una cuestión de derechos fundamentales a la salud y el bienestar.
La Ley 1801 de 2016 establece una categoría para caninos de "manejo especial". Esto no prohíbe su tenencia, pero impone responsabilidades adicionales.
El concepto de un perro "peligroso" está ligado a su comportamiento y raza. La ley incluye al American Staffordshire Terrier y al Bullmastiff en esta lista.
Para la tenencia de un canino de manejo especial, el propietario debe cumplir con una serie de requisitos legales obligatorios:
La normativa para estas razas es un mecanismo de gestión de riesgos para garantizar la seguridad pública. Al exigir estas medidas, la ley protege a la comunidad y establece una clara responsabilidad en caso de incidentes.
Tabla 2: Deberes y Medidas para Propietarios de Caninos de Manejo Especial
El administrador es clave para mediar conflictos y garantizar el cumplimiento del reglamento.
La Ley 675 de 2001 los faculta para imponer sanciones, como multas o reubicación de la mascota, si se comprueba que el animal causa daños o perturbaciones graves.
La proactividad es la mejor estrategia. Un administrador puede fomentar un entorno positivo al habilitar zonas pet-friendly u organizar talleres sobre tenencia responsable. Esto transforma el rol del administrador de ejecutor de reglas a líder en la construcción de comunidad.
No. La Ley 1801 de 2016, junto con el amparo constitucional, establece que la tenencia de mascotas es un derecho que no puede ser prohibido de manera absoluta por un reglamento interno. Sin embargo, el reglamento sí puede establecer normas para el uso de las áreas comunes.
El propietario es responsable de los daños materiales o físicos que su mascota cause a terceros o a los bienes de la copropiedad. El consejo de administración puede imponer sanciones, incluyendo multas.
Sí. El Código de Policía (Ley 1801) establece multas por omisiones como no recoger los excrementos. El reglamento interno también puede imponer multas por conductas que perturben la convivencia, siempre que no contradigan la ley nacional.
No, no hay razas de perros prohibidas en Colombia. Sin embargo, la ley establece una categoría de "caninos de manejo especial" que requieren que el propietario cumpla con requisitos adicionales.
La comunicación es clave. Lo mejor es escuchar con respeto y buscar soluciones. La prevención, con ejercicio y entrenamiento, es la estrategia más efectiva para evitar ladridos excesivos.
El maltrato animal es un delito en Colombia (Ley 1774 de 2016). Cualquier persona que lo presencie debe denunciarlo a las autoridades, como el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA).
El acceso o la permanencia de animales de apoyo emocional o de asistencia no puede ser restringido en las áreas comunes. Impedir su ingreso podría vulnerar el derecho fundamental a la salud y al bienestar del dueño.
La convivencia con mascotas en propiedad horizontal es un reflejo de la evolución social en Colombia.
La ley protege el derecho a tener animales de compañía, pero exige una tenencia responsable que garantice la seguridad de todos. La clave no reside en la prohibición, sino en el entendimiento y la aplicación de un marco legal.
Para los dueños, la responsabilidad va más allá de cumplir las normas. Es una actitud de cuidado, educación y respeto por los vecinos. Para los demás residentes, el reto es reconocer que los animales son parte de la comunidad. Y para los administradores, la labor es mediar, educar y fomentar el respeto mutuo.
Al adoptar una mentalidad de bienestar compartido, las comunidades pueden transformar los desafíos de la tenencia de mascotas en una oportunidad para fortalecer el tejido social y crear un hogar feliz para todos.
He eliminado todas las referencias a las obras citadas, tal como lo solicitaste. Si necesitas algo más, estoy a tu disposición.
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